Solamente los períodos de crisis y cambios drásticos hacen que el individuo exprese y canalice su faceta más creativa, claro está, si él está dispuesto a asumir el riesgo de seguir adelante, sin dejarse amilanar por las catástrofes, las pérdidas y las conmociones. Detrás del dolor y la angustia que produce un derrumbe, la vida brilla como una promesa de nuevas opciones, pues la vida no se detiene.
Las crisis repentinas son los modos en que la vida nos hace despertar de nuestros letargos. Si algo en nuestra vida funciona mal y no estamos conscientes de ello, o no lo queremos ver, podemos espera un golpe a nuestro ego, una explosión o en desenlace fatal. Si contenemos nuestro enojo, llegará un momento en que la "presa" explote. Si estamos detenidos en medio del camino, una sorpresa desagradable nos quitará del medio.
¿Cuán triste será la experiencia? La forma en que respondemos a las crisis marca la diferencia. Si reconocemos que la ruptura ocurrió porque era necesaria, "abrazar" el cambio o el menos encontrar algo positivo en él lo hará menos traumático. En efecto, un cambio de dirección puede hacernos sentir una tremenda liberación.
La Torre - Tarot - Arcano XVI
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